¿Qué sucede en el cerebro al jugar videojuegos?

¿Alguna vez te preguntaste que sucede en el cerebro de los gamers mientras juegan videojuegos, y qué efectos produce esta experiencia en sus vidas?

A mediados de la década del 90 llegaron a los hogares las consolas de videojuegos Sega, la Playstation y las computadoras personales. Con el paso de los años se fueron popularizando a tal punto, que hoy una gran mayoría de los niños y adolescentes, tienen en su casa una consola, una computadora o los mas recientes dispositivos smartphones y tablets. Todos estos aparatos generan el mismo efecto, abducirlos en un estado sin tiempo y sin espacio. Esto podría ser interesante si hablamos de meditación o dinámicas de expansión de consciencia, pero lo que sucede dentro de sus cerebros mientras juegan, está muy lejos de eso.

Ya que el asunto es nuevo y es una de los negocios más grandes del mundo, es inusual encontrar explicaciones científicas acerca de los motivos que llevan a los niños y adolescentes a sumergirse en esta actividad y los efectos que produce.

A continuación, una exposición del Dr. Joe Dispenza que explica el funcionamiento de la química del cerebro y el comportamiento que genera en los niños gamers el jugar videojuegos. Sus exposiciones derivan de años de estudios con equipamientos de medición neurocientífica.


Hablemos de videojuegos, porque es un fenémeno de nuestra cultura. Tenemos un niño que está jugando en su consola y cada vez que juega y golpea a alguien o rompe un muro o dispara o patea o anota, lo que sea que haga, hay una gran emisión de dopamina en el cerebro. La dopamina es el químico del placer.

Después de disparar y atacar, al igual que los sujetos del ejército que están viendo virtualmente, están produciendo adrenalina en el cerebro. Ahora tienen el placer siendo estimulado y tienen la adrenalina encendiendo el cerebro para una super conciencia. Si juegan suficientes veces, la próxima vez que el niño juegue, va a necesitar más para encender los mismos mecanismos. En otras palabras, el placer en el cerebro se recalibra a otro nivel, por eso le toma más químico, más emoción, más juego, para producir la misma necesidad fisiológica. Eso no es aprendizaje, eso es reacción, esto es condicionamiento, esto es reacción de impulso.

Llevas al niño a la escuela, el aprendizaje debería ser reconfortante, pero el niño no recibe los mismos placeres, por cierto, su estándar de placer es muy alto, a comparación de otros niños. No tiene el mismo interés para estar conciente o despierto. ¿Qué es lo que hicieron? Se quedaron dormidos o se metieron en problemas. Haciendo esto tenían un desorden de hiperactividad, ¿por qué? tratan de producir las mismas sustancias, asi el cerebro despierta y puedan sentirse con vida. Y como los receptores se vuelven desensibilizados y siempre toma más tiempo de frenesí o de golpe químico, para poder encender estos mecanismos.

Entonces, ¿Qué pasa cuando el niño no está jugando videojuegos? Cuando sale y puede observar el atardecer, o caminar con su abuelo, o sentarse a hablar con sus padres. Son agresivos o sus centros de placer están tan altos, que comienzan a experimentar esto llamado: anhedonia. Lo que significa que no pueden conseguir placer en nada. Y ¿qué es lo que hacen? Cuando nada en el ambiente los motiva, vuelven a los videojuegos o compran otro juego. Eso está por encima de sus estándares, para seguir con esa emoción necesaria.

La química del cerebro cambiando drásticamente, la rapidez en el cambio de atención actualmente recorta la actividad del lóbulo frontal. Crea una especie de distracción de un evento a otro porque su cerebro ha sido condicionado. Eso no es concentrarse, eso es reaccionar. Y eso no ayuda a los circuitos del cerebro.

Dr. Joe DispenzaDel video La Mente Infinita


Si tus niños o adolescentes están dentro de esta dinámica cerebral, puedes quedarte tranquilo, así como el cerebro se programa, también hay varias maneras de desprogramarlo.

El Dr. Joe Dispenza es licenciado en ciencias y doctor en quiropráctica. Su formación de postgrado incluye los campos de la neurociencia y la neuroplasticidad, las mediciones del electroencefalograma cuantitativo (QEEG), la epigenética, la medicina mente-cuerpo y la coherencia cerebro-corazón. Como investigador, conferencista, autor y consultor empresarial, su interés radica en desmitificar lo místico para que las personas tengan todas las herramientas a su alcance para realizar cambios medibles en sus vidas.

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